Agustín de Iturbide

Agustín de Iturbide nació el 27 de septiembre de 1783 en Valladolid, Michoacán. Su padre era un hacendado de origen navarro y su madre, nacida en el mismo Michoacán, tenía ascendencia vasca.

Agustín fue inscrito en el Seminario Tridentino para estudiar gramática, pero a los 16 años lo dejó y entró mejor al Regimiento Provincial de Valladolid, donde inició su formación militar.

Se casó a los 22 años con Ana María Huarte, hija del Intendente de Valladolid, Isidro Huarte.

Isidro Huarte, suegro de Iturbide, además de ejercer su cargo tenía numerosas haciendas y era pionero en México en las industrias del azúcar y el algodón. Por su puesto público Huarte controlaba el comercio en Michoacán. Era uno de los hombres más ricos de la Nueva España.

 

 
Plano de la Nueva España, de José Antonio de Alzate y Ramírez (1769)

 

Napoleón en 1808 impuso a su hermano José como rey de España al haber invadido el país, después de la abdicación forzada del débil Carlos IV. El pueblo español entonces centró sus esperanzas en la ascensión al trono de Fernando VII, quien fue trasladado a Francia por el imperio de Bonaparte.

En México, sin comunicación con ningún representante de Fernando VII en España, se trató de instituir una junta de gobierno independiente de José Bonaparte, a imitación de las numerosas juntas provinciales peninsulares que surgieron para resistir a los franceses. La junta en México la trató de formar el virrey Iturrigaray, pero fue rechazada por los ricos novohispanos (como lo era Isidro Huarte). Ellos mandaron un golpe de estado contra Iturrigaray con el argumento de que nadie en España le había ordenado nada. De inmediato impusieron como virrey a Pedro de Garibay, un viejo militar español. En ese momento Iturbide tenía 25 años.

 

El Virrey de Iturrigaray y su familia. Cuadro ubicado en el Museo Nacional de Historia, dentro del Castillo de Chapultepec.

 

Garibay encabezó el gobierno novohispano brevemente. Lo sustituyó el Arzobispo de México Francisco Javier de Lizana y Beaumont como virrey.

Al iniciar 1808 en España la juntas provinciales se enlazaron a través de la Junta Suprema Central y Gubernativa, iniciada en Aranjuez y trasladada después a Sevilla. Mientras tanto en la Nueva España, concretamente en Valladolid, en vista del desastre en España y de la ineptitud del arzobispo virrey de México, hubo un intento de establecimiento de gobierno nacional totalmente independiente.

Ese movimiento independentista era encabezado por José Mariano Michelena, quien para ello había convocado a varios militares a desconocer Lizana y Beaumont. Agustín de Iturbide ya era teniente y colaboró con el virrey Lizana en contra de ese movimiento, el cual carecía de arraigo popular y fue fácilmente detenido.

La Junta Suprema Central de España, después de reiteradas derrotas ante los franceses, a principios de 1810 fue sustituida por el Consejo de Regencia de España y de Indias. Esta nueva junta general mandó a Francisco Xavier Venegas a sustituir a Lizana y Beaumont en el cargo de virrey de la Nueva España.

 

 
EL EXCMO SEÑOR DON FRFANCISCO XAVIER DE VENÉGAS Caballero Profeso del Orden de Calatrava Teniente General de los Reales Exercitos, Virrey, Gobernador y Capitan general de esta N.E. De cuyo Gobierno tomo posecion en 14 de Septiembre de 1810. BAYLEN 19 DE JULIO DE 1808.
 

Ese año un grupo de criollos, encabezado por Miguel Domínguez -el Corregidor de Querétaro-, conspiraba nuevamente contra el virrey Lizana, proyectando un gobierno alterno. Miguel Domínguez había apoyado el proyecto de gobierno independiente de Iturrigaray dos años atrás. El capitán Ignacio Allende, que había formado parte del movimiento de José Mariano Michelena el año anterior, sería el mando militar.

Ellos recibieron la noticia de la llegada de Francisco Xavier Venegas como virrey sustituto en agosto de 1810, tornándose con ello indeciso su movimiento.

Miguel Hidalgo, hombre con gran ascendiente popular, había sido invitado a participar en la Conspiración de Querétaro. Al ser esta delatada el mismo día que el virrey Venegas llegó a la Ciudad de México, los insurgentes fueron de ello advertidos por Josefa Ortiz de Domínguez, la esposa del Corregidor.

Hidalgo tres días después lanzó el Grito de Dolores, con el cual convocó al pueblo a liberarse y éste emprendió una marcha incontenible. Ignacio Allende acompaño a Hidalgo para tratar de dirigir al pueblo. Tomaron Guanajuato, que se resistió inútilmente a la furia popular. Después llegó el movimiento a Valladolid.

Hidalgo al tomar la cabecera michoacana ofreció a todas las autoridades civiles y militares incorporarse a su causa. Agustín de Iturbide y su familia se negaron, A ass ally se fueron a México.

En México Iturbide se puso a las órdenes del realista Torcuato Trujillo para combatir a los insurgentes.

Los insurgentes, después de avanzar de pueblo en pueblo, aumentaron para finales de octubre sus filas hasta contar con más de 80 mil hombres, que se habían unido a la voz de Hidalgo. Entonces llegaron a las puertas de la Ciudad de México y Torcuato Trujillo fue encomendado por Venegas para detenerlos. Trujillo presentó batalla en el Monte de las Cruces. El teniente Iturbide participó como ayudante de campo del capitán José de la Cruz.

Los insurgentes aplastaron a los realistas y la capital del Virreinato de la Nueva España quedó a merced de los rebeldes.

 
Plano de la Batalla del Monte de las Cruces, de autor desconocido,, registrado en 1883.
 

Sin embargo, Hidalgo ordenó no llegar a la capital del virreinato y en su lugar los insurgentes tomaron rumbo hacia la Nueva Galicia, cuya cabecera había sido conquistada por el Amo Torres. En Guadalajara, el movimiento insurgente instaló un gobierno independiente.

Pero los insurgentes se habían dividido después de que Hidalgo ordenara pasar de largo la Ciudad de México. Ignacio Allende volvió a Guanajuato cuando Hidalgo se fue a Guadalajara. Allende empezó a conspirar contra Hidalgo.

Agustín de Iturbide, a pesar de la derrota en el Monte de las Cruces, fue ascendido a capitán y después comisionado como comandante regional al estado de Guanajuato.

Las diferencias entre Hidalgo y Allende derivaron en repetidas derrotas y su expulsión de Guadalajara. En marzo de 1811 fueron aprehendidos los mandos insurgentes y poco después ejecutados todos.

El movimiento insurgente de todas maneras continuó vivo con múltiples caudillos a lo ancho de la Nueva España, destacando el ex secretario de Hidalgo Ignacio López Rayón en el norte y José María Morelos en el sur del país, quienes posteriormente se unieron en Michoacán para formar un gobierno nacional independiente que desconocía al virrey, el cual se consideró continuación del gobierno de Hidalgo en Guadalajara.

En Guanajuato Agustín de Iturbide había sido nombrado el comandante realista de mayor autoridad. Esa región continuaba rebelde al virreinato y Albino García era ahí el más activo guerrero insurgente.

El estilo de guerra sucia de Iturbide (penetrar los poblados y aterrorizar a los habitantes para obtener delaciones que le llevaran a capturar a los enemigos) le atrajo el rechazo incluso de las clases acomodadas guanajuatenses que apoyaban la continuidad virreinal. Iturbide fue acusado ante el virrey Venegas de destruir el comercio de la provincia mientras se enriquecía con negocios corruptos.

A pesar de las acusaciones, Venegas refrendó en junio de 1812 en el mando militar de Guanajuato a Iturbide cuando logró la captura y muerte de Albino García.

 

Retrato al óleo de Agustín de Iturbide del siglo XIX, autor desconocido. Tomado del libro de Jiménez Codinach, Guadalupe: México. Su tiempo de nacer. 1750-1821, Avantel/Banamex (México: 2001), p. 244.
 
 
En 1813 Félix Calleja sustituyó como virrey a Francisco Xavier Venegas, acusado este último de ser muy blando con los insurgentes.

A finales de 1813 Iturbide fue requerido por Calleja para reforzar con Ciriaco de Llano la ciudad de Valladolid, que sería atacada por José María Morelos. Los realistas rechazaron y disminuyeron ostensiblemente al Siervo de la Nación y este estuvo a punto de ser capturado.

A principios de 1814 Iturbide y De Llano derrotaron, capturaron y ejecutaron a Mariano Matamoros, uno de los más destacados capitanes del ejército insurgente del sur. Con ello y la posterior ejecución de Hermenegildo Galeana el movimiento de Morelos quedó debilitado totalmente.

En noviembre de 1815 Manuel de la Concha capturó a José María Morelos y en diciembre este último fue fusilado. El país volvió a tener un solo y único gobierno en la Ciudad de México, aunque continuaron dispersos algunos movimientos independentistas pequeños.

En 1816 Félix Calleja, antes de dejar el cargo de virrey, ante las constantes quejas sobre los abusos de Iturbide en Guanajuato, ya que no había más insurgencia de envergadura, tuvo que llamar a Iturbide a cuentas. Calleja eximió a Iturbide de sus crímenes, pero en septiembre llegó Juan Ruiz de Apodaca como virrey sustituto.

Apodaca, ya sin tanta presión insurgente después de la muerte de Morelos, despojó a Iturbide del mando militar de Guanajuato. El nuevo virrey tenía mayor tendencia a las soluciones políticas en lugar de las militares y a los insurgentes que continuaban dispersos por el virreinato antes que aplicarles la fuerza les ofrecía el indulto, atrayendo a la mayoría de ellos hacia su autoridad. Iturbide, cuyo pesado carácter militar era ya inútil a Apodaca, no tuvo más opción que refugiarse en el retiro.

La política de Apodaca fue muy exitosa, sin embargo, el virreinato sufrió en 1817 la invasión de Xavier Mina, a quien Apodaca tuvo que mandar combatir. El enviado del virrey contra Mina fue Pascual Liñán, militar llegado a México ese mismo año. Liñán luego de pocos enfrentamientos capturó y ejecutó a Mina, así como a Pedro Moreno, el principal insurgente del centro del virreinato.

En 1820 Fernando VII volvió a España. Para sorpresa de los realistas, juró la Constitución de Cádiz, que era de más liberal que los franceses. Juan Ruiz de Apodaca, de tendencia conservadora, se llenó de confusión al recibir tal noticia.

Las cortes liberales españolas habían ordenado la confiscación de los bienes del clero. La jura de Fernando VII de la Constitución lo ponía del lado de los liberales.

Cuando los decretos liberales llegaron a México, la sociedad conservadora y el clero de pronto se tornaron en contra de la metrópoli. Concibieron la idea de invitar a algún miembro de la realeza española a gobernar en México, al margen de los liberales de España. De ese modo los mismos que habían combatido la independencia se convirtieron en sus promotores. Propusieron a Agustín de Iturbide como brazo militar de su movimiento y convencieron al virrey Apodaca de darle nombramiento.

Iturbide así volvió a escena a finales de 1820 después de cuatro años de retiro forzado. Fue encomendado al sur del virreinato, donde operaba aún Vicente Guerrero, que había rechazado el indulto ofrecido por Apodaca y tampoco había podido ser derrotado militarmente.

Agustín de Iturbide al principio atacó a Guerrero, pero fue derrotado en las primeras batallas. Al ver que sería extremadamente difícil y costoso seguirlo combatiendo, entró en conversación con él y le logró convencer en febrero de 1821 de realizar la unión en aras de la Consumación de la Independencia.

 

  Litografía que ilustra el Abrazo de Acatempan dentro de la obra Hombres Ilustres Mexicanos, de varios autores, publicada en 1874.

https://cd.dgb.uanl.mx/handle/201504211/10395

 

Ya con Guerrero de su lado, el 24 de febrero Agustín de Iturbide proclamó el Plan de Iguala, en el cual proponía la Independencia de México, aunque invitando a Fernando VII u otro aristócrata a tomar el trono del país, tal como lo habían pensado los conservadores que a Iturbide llamaron a salir del retiro. Asimismo conformó el Ejército Trigarante con sus tropas y las de Guerrero y otros insurgentes aliados.

Aunque Iturbide invitó a Apodaca a participar de la Junta Gubernativa que el Plan de Iguala proponía constituir, el virrey lo declaró rebelde. Los conservadores y la parte del clero que primero habían impulsado a Iturbide lo desconocieron también.

Pero Apodaca, debido a las reformas liberales, ya no era virrey ni México un virreinato. Había pasado el país a ser una provincia y el que lo dirigía era ahora jefe político y capitán general.

Los conservadores, en rechazo al Plan de Iguala, le exigieron a Apodaca -quien confundido y desesperado había pedido su relevo- que encontrara algún modo de conservar el cargo de virrey. Ante la real imposibilidad de ello, el 5 de julio lo derrocaron y pusieron en su lugar a Francisco Novella, a la espera de órdenes desde España.

Antes de que hubiera mayor problema, fue enviado por los liberales de España como sustituto de Apodaca en la capitanía de Nueva España, Juan O’Donojú, quién llegó a Veracruz el 3 de agosto de 1821.

En vez de dirigirse a la Ciudad de México, O’Donojú se trasladó a Córdoba a entrevistarse con Iturbide. El 24 de agosto firmaron ambos los Tratados de Córdoba. Con ello O’Donojú aceptó la Independencia mexicana.

En su único acto de autoridad, O’Donojú le ordenó a Francisco Novella desalojar la Ciudad de México para que pudiera ser tomada por el Ejército Trigarante. Novella acató la orden y se retiró a Veracruz y después a Cuba.

El Ejército Trigarante entró sin ninguna oposición a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821. Encabezado por Agustín de Iturbide -que ese día cumplía 38 años- se consumó la Independencia de México después de diez años de conflictos y confusiones.

 Solemne y pacífica entrada del Ejército de las Tres Garantías a la Ciudad de México el día 27 de setiembre del memorable año de 1821. Mediateca INAH.

 

27/9/2021 – Texto presentado en el Bicentenario de la Consumación de la Independencia

Comentarios